La Ingeniería Química y los Dinosaurios

¿Has pensado que la Ingeniería Química podría revolucionar la forma en que vemos al mundo? Bueno, pues se podría decir que este es el caso de la teoría que propuso el Dr. Octave Levenspiel (www.levenspiel.com/octave/resume.htm) de la Universidad Estatal de Oregon. El Dr. Levenspiel es conocido dentro del medio de la Ingeniería Química, por los aportes que han hecho sus investigaciones y textos en el campo de la ingeniería de reactores.
Cuando niño y como a muchos otros al Dr. Levenspiel le fascinaban los dinosaurios. Esta afición lo acompañó hasta su edad adulta e incluso influyó en su vida profesional. Él afirma que aún si los dinosaurios pudieran ser resucitados, como en la película de “Parque Jurásico”, éstos no podrían sobrevivir en nuestro medio ambiente, porque éste ha cambiado.
¿En que se basa para hacer esta afirmación? El Dr. Levenspiel, como buen científico, hizo una observación muy interesante sobre un tipo de dinosaurio volador en particular. Conocido con el nombre científico de “Quetzalcoutlus” (es.wikipedia.org/wiki/Quetzalcoatlus) éste fue un tipo de Pterodáctilo y el de mayor envergadura (hasta 15 metros) que la ciencia paleontológica ha descubierto. De hecho, es el animal volador más grande que jamás haya volado… si es que realmente voló.
Pues bien, el profesor demostró mediante principios de la aerodinámica y la bioenergética que este dinosaurio volador no pudo ser tal, a menos que la presión atmosférica en el tiempo de los dinosaurios fuera de tres a cinco veces mayor que la actual. ¿Realmente voló el Quetzalcoutlus? Resulta difícil creer que la evolución hubiera generado una criatura con la capacidad de volar y que no lo hiciera por vivir en una atmósfera similar a la actual.
Lo anterior nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Qué podría hacer que la presión atmosférica fuera diferente en el tiempo de los dinosaurios? Según Levenspiel, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera sería ochocientas veces más alta en el pasado prehistórico de la tierra, lo que le daba suficiente densidad para que el Quetzalcoutlus pudiera volar. De hecho, esto también permitía que otros dinosaurios, dadas sus dimensiones, pudieran existir.
La siguiente pregunta lógica sería: ¿Adonde fue el dióxido de carbono presente en la atmósfera cretácica y que ya no está ahí ahora? Aquí es donde el Dr. Levenspiel pone en acción a la Ingeniería Química, ya que afirma que el dióxido de carbono fue disuelto en los océanos gracias a que tanto la atmósfera de la tierra, los océanos y los movimiento geológicos de los continentes se comportan de una manera muy similar a un sistema de Reactor Continuo de Tanque Agitado, pero claro, a una escala planetaria y con tiempos de reacción en millones de años.
Además de los principios científicos necesarios, el Dr. Levenspiel ha aportado pruebas sólidas para respaldar su teoría, pese a que él no es paleontólogo ni ningún otro tipo de científico relacionado. No obstante, la comunidad científica especializada en la historia natural, ha rechazado en múltiples ocasiones la teoría del profesor siquiera como una posibilidad. Revistas como Science, Nature y American Scientist entra otras, se han negado a publicar los hallazgos del profesor, pese a que estos no presentan incongruencias y son dignos de ser revisados con más detenimiento. ¿Será acaso que es difícil aceptar entre científicos el aporte de ideas nuevas de personas ajenas de nuestro campo de estudio?
Por tal motivo, la teoría del Dr. Levenspiel se puede considerar como “Libre” y ésta circula libremente en internet (www.levenspiel.com/octave/dinosaurs.htm), pero sin el apoyo de la comunidad científica.
Aunque el Dr. Levenspiel, en ningún momento hace la siguiente afirmación, su teoría bien podría sentar bases plausibles para desarrollar una teoría más avanzada que explique la desaparición de los dinosaurios, o bien por lo menos porque ya no existen animales modernos de dimensiones titánicas. ¿Podría ser este el motivo por el que esta teoría se considera como una herejía? Recordemos que la teoría del meteorito de Chicxulub y la de la evolución de los dinosaurios en aves, son en la actualidad las más aceptadas y aún éstas tienen sus detractores entre los paleontólogos más reconocidos.
Sin importar cual sea el resultado de este debate, el Dr. Levenspiel ha dado una muestra perfecta de ejercicio multidisciplinario y de cómo los que trabajamos en esta profesión, podemos ayudar a tener una visión más amplia de nuestro mundo, gracias a la Ingeniería Química.
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