Muchas veces en el deporte a nivel
profesional la diferencia entre ser primero o segundo reside en pequeños
detalles, pequeños en su tamaño pero ni mucho menos insignificantes. El
lema olímpico de los antiguos griegos en latín era “Citius, Altius,
Fortius” (Más rápido, más alto, más fuerte). Hoy en día, y gracias a la
nanotecnología, en algunos deportes el avance ha permitido que esto sea
así y se puedan mejorar registros en numerosas disciplinas como
atletismo, natación, ciclismo, golf, tenis, deportes de motor, etc…
Por ejemplo en el atletismo donde se
puede pensar que es un deporte donde el cuerpo de cada atleta es lo
único importante, puede verse beneficiado por la nanotecnología, como
por ejemplo con un nuevo dispositivo que es capaz de medir “in situ”
biomarcadores, es decir proteínas que revelan detalles sobre el estado
de un cuerpo, que pueden ser claves a la hora de indentificar lesiones o
condiciones médicas sobre el terreno y por lo tanto evitar el riesgo de
daños a largo plazo a través de mejores planificaciones de
entrenamiento y alimentación. Procedimientos similares se usan para la detección y diagnóstico de células cancerígenas.
También la nanotecnología es aplicada a
la ropa deportiva incluyendo en ella nanocircuitos de silicio flexibles,
transistores capaces de almacenar datos, o incluso de que estos tejidos
mediante el uso de nanofibras con
huella magnética que, en un futuro, puedan adaptarse mediante un
ordenador a cada atleta, la ropa respondería a un estímulo o podría
interactuar con la persona que lo llevase para que obtenga mejores
resultados.
En natación se usan bañadores de tejidos
inteligentes que soportan los rayos ultravioletas, repelen la humedad y
quedan totalmente secos con sólo sacudirlos, esto se consigue con un
material sintético llamado microfibra,
más flexible, ligero y cómodo que la seda, para hacernos una idea la
microfibra es 60 veces más fina que un pelo, con la ayuda de la
nanotecnología se está desarrollando la ultramicrofibra, un tejido casi
sin gravedad que además podría dejar pasar los rayos de sol.
En deportes como el ciclismo también
aparece la nanotecnología. Hay equipos ciclistas que ya disponen de
bicicletas con estructuras de fibras de carbono que integran matrices de
resina reforzadas con nanotubos de carbono,
un material ya bueno resulta ser mejorado y proporciona una ligereza,
fuerza y resistencia aerodinámica muy superior a anteriores modelos.
Qué decir de deportes como el golf o el
tenis, en el primero hay empresas que han descubierto como alterar los
materiales de una pelota de golf a nivel molecular para que el peso de dentro se mueva menos mientras gira la pelota. Cuanto menos se mueva, más recto y más lejos viaja.
También en las pelotas de tenis donde se
consigue aumentar la vida útil de las mismas ya que tardan mucho más en
desinflarse. Y por supuesto influye en estos deportes el tema de palos y raquetas reforzadas,
de nuevo, con nanotubos de carbono con lo que se obtiene un objeto
mucho más ligero pero más duro y rígido, que dota de una mayor precisión
de golpeo al jugador.
En los deportes de motor, la
nanotecnología tiene un amplio margen de maniobra debido a la gran
cantidad de factores que influyen en el funcionamiento de las máquinas,
desde hacer combustibles más eficientes, materiales que friccionen más
para hacer más efectivo el uso de los frenos, o menos, para mejorar la
aerodinámica, como también en los compuestos de los neumáticos,
carrocería y piezas que los unen y todos los detectores de las piezas
eléctricas que indican cualquier anomalía en el funcionamiento de la
máquina.
Todos estos avances que se usan ya a
nivel profesional, según avance la tecnología para su fabricación (hay
que tener en cuenta que para poder producir estos objetos a nivel
nanométrico es necesario máquinas que trabajen a esa escala) y se
abarate su coste, hará que tarde o temprano también los podamos
disfrutar los deportistas amateurs en nuestro día a día.
La ciencia y el deporte unidos de la mano.
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